Un estudio demuestra: ¡Comer tarde pone en riesgo tu salud!
Los investigadores están estudiando cómo comer tarde afecta el metabolismo de la glucosa y los riesgos para la salud. Nuevos conocimientos sobre nutrición y cronobiología.

Un estudio demuestra: ¡Comer tarde pone en riesgo tu salud!
Comer tarde forma parte del día a día de muchas personas, pero los médicos advierten: el momento de la ingesta de alimentos puede tener un impacto decisivo en nuestra salud. En un estudio reciente, investigadores de Alemania descubrieron que comer por la noche no sólo puede aumentar el riesgo de obesidad, sino también de enfermedades metabólicas graves como la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares. Según los resultados de una investigación dirigida por la profesora Olga Ramich, las personas que comen sus comidas principales a última hora del día presentan una menor sensibilidad a la insulina y corren un mayor riesgo de sufrir problemas de salud.
Para el análisis, los científicos utilizaron datos de 46 pares de gemelos monocigóticos y dicigóticos sin diabetes del estudio NUGAT y pidieron a los sujetos que registraran sus hábitos alimentarios en un diario. Resultó que la mayoría de las personas comían por primera vez a las 9:15 a. m. en promedio, mientras que su última comida a menudo no era hasta las 8:12 p. m. Hasta el 60 por ciento de los horarios de las comidas están determinados genéticamente, lo que explica por qué a algunas personas les resulta difícil cambiar sus hábitos a pesar de todas sus buenas intenciones [Focus].
Ingesta segura de alimentos: el ritmo biológico cuenta
Los ritmos circadianos desempeñan un papel esencial en el metabolismo e influyen en cómo y cuándo nuestro cuerpo procesa los alimentos. Los humanos estamos diseñados evolutivamente para ser criaturas diurnas, lo que significa que nuestros cuerpos están orientados a la regeneración y no a la digestión nocturna. Surge un patrón general: los alimentos se procesan peor durante la noche, lo que puede provocar un aumento de peso. [NDR].
Los investigadores del estudio NUGAT descubrieron que el punto medio calórico circadiano (el momento en que se consumía la mitad del requerimiento calórico diario) era en promedio a las 3:51 p.m. Esto significa que la ingesta temprana de calorías no sólo es beneficiosa para la sensibilidad a la insulina, sino que también se correlaciona con un índice de masa corporal (IMC) y una circunferencia de cintura más bajos. Comer tarde, por el contrario, tiene el efecto contrario y podría provocar que los factores de estrés se acumulen en un nivel superior en el organismo, lo que a largo plazo provoca trastornos metabólicos.
Conclusión: es necesario repensar
Para favorecer el propio metabolismo y reducir el riesgo de enfermedades, los expertos recomiendan repensar la dieta. Quienes comen más temprano no sólo pueden controlar mejor su peso, sino también mejorar su sensibilidad a la insulina. Se recomienda realizar pausas para comer más largas, especialmente por la noche. Aquí es donde el ayuno intermitente podría ser una estrategia útil que no sólo regula la conducta alimentaria sino que también ofrece posibles beneficios para la salud. Pero como ocurre con cualquier cambio, cualquiera que acepte nuevos horarios de comida debe ser consciente de que los factores genéticos desempeñan un papel importante, por lo que implementar dichos cambios puede llevar algún tiempo, como confirma Univadis.