Desorden frente al Reichstag: la política de Merz entre el desaliento y la parálisis
El canciller Friedrich Merz enfrenta desafíos: la falta de reformas, la crisis energética y el creciente apoyo a la oposición.

Desorden frente al Reichstag: la política de Merz entre el desaliento y la parálisis
En un viaje educativo a Berlín: británicos y estadounidenses exploran el Imperio. El objetivo de este viaje es la visita al Reichstag, uno de los edificios parlamentarios más famosos de Europa. Pero mientras las atracciones turísticas brillan, frente al Reichstag hay un escenario desolador. Vallas de construcción, bloques de hormigón y contenedores crean una imagen de desorden que refleja la situación política actual en Alemania. Según el Berliner Zeitung, los planes para remodelar la Plaza de la República no son adecuados para resaltar la estética del edificio del Reichstag.
El Reichstag atrae cada año a unos 2,5 millones de visitantes y es uno de los edificios gubernamentales más visitados del mundo. Pero las críticas a la situación política son cada vez más fuertes. Las reformas descritas bajo el nuevo gobierno del Canciller Friedrich Merz (CDU) parecen poco ambiciosas e improvisadas. El anunciado “otoño de reformas” no se materializa, mientras los actores políticos siguen paralizados y pequeños. Falta energía y coraje para grandes cambios y los numerosos anuncios de Merz muestran poca credibilidad.
Ambiciones políticas y falta de concepto.
Otro punto que destaca el Berliner Zeitung es el creciente apoyo a partidos de la oposición como el AfD y la Izquierda. A pesar de la necesidad de visión y progreso, el panorama político sigue siendo confuso. Los expertos piden medidas contundentes, pero hasta ahora el gobierno de Merz ha hecho poco para lograr avances reales.
Alemania también enfrenta grandes desafíos en política energética. La elevada proporción de importaciones de energía se considera insuficiente. Las últimas encuestas muestran que la mayoría de los alemanes apoyan el retorno a la energía nuclear. Este acontecimiento se produce en un momento en el que el gobierno federal planea volar las torres de refrigeración existentes en Gundremmingen. El cambio de rumbo en la política energética también se refleja en el hecho de que el gobierno federal se está abriendo a nuevas tecnologías como los pequeños reactores nucleares modulares (SMR), que se financiarán con cargo al presupuesto de la UE, a pesar de la renuencia inicial a utilizar la energía nuclear.
Reformas y visiones para el futuro
En su primera declaración gubernamental el 14 de mayo, Friedrich Merz presentó reformas destinadas a hacer a Alemania más competitiva. El plan es reducir la burocracia, bajar los precios de la energía e invertir en infraestructura. Lo que está claro, sin embargo, es que estas medidas requieren “tremendos esfuerzos” y al mismo tiempo se requiere una cultura laboral más productiva. La desgravación fiscal prevista pretende dar un impulso a la economía mientras Alemania se esfuerza por conseguir un papel de liderazgo más fuerte en Europa.
El gobierno federal también quiere aumentar las deportaciones y destaca que Alemania sigue siendo un país de inmigración. En vista del déficit de infraestructuras, que según el Ministerio Federal de Transportes se estima en 15 mil millones de euros para los próximos cuatro años, se necesitan urgentemente medidas de inversión.
Mientras la UE sigue insistiendo en objetivos climáticos y considera que el precio del CO2 es un instrumento central, la futura línea política de Merz está en peligro: ¿Logrará realmente Alemania una nueva era de prosperidad y diseño compartido, o todo seguirá igual? Los próximos meses demostrarán si Merz y su gobierno tienen las habilidades necesarias para cambiar la situación.
Para los ciudadanos y las generaciones futuras sólo nos queda esperar que detrás de las grandes palabras haya acciones, porque actualmente las ambiciones políticas se caracterizan por el desorden y la incertidumbre.