70 años de vida de hermanas: ¡Antonia y Anna cuentan su historia!
Anna y Antonia Breisinger viven en Sigmaringen desde hace 70 años, marcadas por fascinantes historias de vida y cambios en la ciudad.

70 años de vida de hermanas: ¡Antonia y Anna cuentan su historia!
Cuando dos hermanas siguen compartiendo su vida cotidiana después de 70 años, indica una relación muy especial. Anna y Antonia Breisinger viven en Sigmaringen y actualmente celebran no sólo su larga relación, sino también sus historias de vida muy diferentes. Anna, la mayor de las dos, con 101 años, creció en Horb am Neckar, mientras que Antonia, la hermana 14 años menor, nació en Argentina. Los dos se conocieron por primera vez en 1949 después de crecer a más de 10.000 kilómetros de distancia.
La historia de las hermanas comienza en el pasado. Sus padres emigraron a Argentina en 1924 para cultivar allí, mientras Anna experimentaba los horrores de la Segunda Guerra Mundial en Alemania. Antonia siguió los acontecimientos desde la distancia y luego realizó una notable labor como dentista en su tierra natal. Pero el anhelo por Alemania se volvió demasiado grande: el calor de Argentina la afectó y, por eso, regresó en 1955 para convertirse en la primera dentista de la región en Sigmaringen.
Un camino común en Sigmaringen
En septiembre de 1955, Antonia se mudó al apartamento de su hermana Anna para aprender alemán. A partir de entonces, las dos hermanas trabajaron juntas en la consulta dental y acompañaron el desarrollo en Sigmaringen. Con el paso de los años vivieron tanto la disminución del tráfico como la llegada del ejército alemán. Si bien su ciudad cambió, ellos siguieron siendo los mismos: su estrecho vínculo experimentó fricciones ocasionales, pero también generó discusiones apasionadas.
Otro aspecto interesante de su tiempo juntas es que las hermanas nunca dejan que un hombre entre en sus vidas. Esto no sólo dio forma a su relación, sino que también creó su propia dinámica. No son sólo sus diferentes historias de origen lo que los conecta, sino también su interacción diaria en la vejez lo que los hace fuertes y unidos.
Una mirada al pasado
No se debe subestimar el contexto en el que vivieron Anna y Antonia. Después de la Segunda Guerra Mundial, Alemania atravesó una fase de desnazificación que duró hasta 1949. Si bien estos procesos influyeron mucho en la sociedad, la felicidad personal fue igualmente crucial para Anna y Antonia. La renovación económica en Occidente, incluso a través de reformas monetarias, condujo a la creación de un espacio vital más estable. Ludwig Erhard defendió con éxito la economía social de mercado, lo que rápidamente condujo a una mejora de las condiciones de vida.
Durante este tiempo también creció la oportunidad de seguir formándose y de autorrealizarse, de lo que Antonia se benefició enormemente con sus habilidades dentales. Estos acontecimientos reflejan los cambios en la sociedad en la que vivían las dos hermanas y las luchas internas que tuvieron que superar. Creó una base para la integración y la oportunidad de encontrar su lugar en este mundo nuevo y dinámico.
Un pequeño detalle de su vida cotidiana que llama especialmente la atención: Antonia empezó a aprender italiano hace unos años, a la edad de 90 años, ¡sin darle mucha importancia a la gramática! Una aventura en su vejez que muestra cuán optimistas han sido siempre. Casi se podría decir que tienen una buena habilidad para descubrir y aprender cosas nuevas incluso en sus últimos años.
Las vidas de Anna y Antonia no son sólo un testimonio de la cohesión familiar, sino también un pequeño fragmento de la historia contemporánea en el que las experiencias de dos mujeres se sitúan en el contexto de un importante cambio social. Y eso es exactamente lo que hace que su historia sea tan única.